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El dinero del futuro ya está aquí


Daniel Hernández | Madrid

16 de marzo de 2015


Un señor de 64 años sale de su casa de Los Ángeles dispuesto a aprovechar ese 6 de marzo de 2014 tan soleado. Pero lo que distingue ese día de los demás es que en la puerta hay una nube de reporteros esperándole. «Yo no soy Satoshi Nakamoto«, dice con un tono de voz más cercano a la resignación que al enfado del que sabe que le esta cayendo sobre sus hombros una responsabilidad que no le toca ni de lejos. Es la consecuencia tras la exclusiva de la revista Newsweek que dijo de él que era Satoshi Nakamoto, que es el seudónimo que usa la persona, o grupo de personas que creó el bitcoin.

Pero empecemos por el principio. El bitcoin es una moneda virtual o criptomoneda creada en 2009 para realizar transacciones de forma directa. No hay intermediarios. Si un español manda un bitcoin a un sueco, a este le llegará eso exactamente: un bitcoin. No se necesitan bancos u otros intermediarios porque el diseño del sistema permite que ese bitcoin no pueda ser transferido de nuevo, es decir, que no se pueda falsificar. Sencillo y revolucionario. La publicación titulada Futuro del dinero, recoge las conclusiones expresadas por los expertos de la Fundación Innovación Bankinter en una reunión para tratar las últimas tendencias de este tema. «La clave está – dice el documento – en lo que se denomina cadena de bloques (block chain), un sistema basado en la creación de un registro en el que se van acumulando por orden todos y cada uno de los movimientos o transacciones realizados por cada unidad de cuenta (cada bitcoin) desde su creación. Este registro de bloques engarzados unos con otros, esa memoria del camino de cada bitcoin se conserva y actualiza en todos y cada uno de los nodos que se integran en la red del sistema. La verificación se basa en que la información contenida en los libros mayores de cada nodo debe coincidir en todo momento. Todos los nodos se convierten así en el vigilante del sistema haciendo innecesaria la figura del intermediario y también su coste.»

Los bitcoins se crean mediante minería: un ordenador – el de cualquiera – que vigile y gestione el sistema, recibe bitcoins como recompensa. Pero con el tiempo, las operaciones matemáticas se complican y además la producción se reduce a la mitad cada cuatro años.  El trabajo es cada vez más costoso y la recompensa menor. Además el algoritmo prevé un límite de 21 millones de bitcoins que se alcanzará en 2040, más o menos.

A principios de 2013 un bitcoin valía 14 dólares. En noviembre ya costaba casi 1.200

El Bitcoin nació con un sistema claro y pocas instrucciones más, aunque sus entusiastas prevén que sustituya a las monedas tradicionales «ya sea como medio de intercambio, unidad de cuenta y depósito de valor» e incluso «como moneda de reserva». Pero su faceta más conocida en la actualidad es la de la especulación. Conseguir bitcoins mediante minería es cada vez más complicado, así que otra forma de acceder a ellos es comprándolos. La demanda ha llevado a empujar los precios hasta un límite en el que se gana con la simple compraventa, es decir, especulando sin más como se hace con el oro y otras materias primas. A inicios de 2013 cada unidad se cambiaba a 14 dólares, pero en noviembre de ese año ya rozaba los 1.200. En resumidas cuentas la volatilidad cracteriza la cotización del bitcoin en el mercado de divisas.

Paul Krugman: «El bitcoin extrae su valor de la profecía que se cumple de la creencia de que otras personas lo aceptarán como pago»

Para llegar a la meta deseada por sus usuarios hace falta tener varios elementos: liquidez, seguridad y confianza.  Sobre el último punto hay muchas discusiones, y de alto nivel. Paul Krugman – nada más y nada menos que un premio Nobel de Economía – defiende a las monedas nacionales frente al bitcoin «porque están respaldadas por el poder del Estado que las define como de curso legal y las acepta para pagar impuestos» mientras que la criptomoneda «extrae su valor simplemente de la profecía que se cumple de la creencia de que otras personas lo aceptarán como pago». Frente a él está, entre otros, Marc Andreessen, uno de los principales socios de la sociedad de capital riesgo Andreessen Horowitz, que mantiene que en Internet venía faltando «la capacidad de intercambiar fácilmente un título digital porque no existía el mecanismo que permitía establecer la confianza» así que el bitcoin «sostiene la promesa de ser la primera solución para establecer confianza a través de una red insegura», dice Andreessen en el famoso podcast norteamericano Freakonomics Radio. En el documento de la Fundación Bankinter se recoge la aportación del pensador Bernard Lietaer, que aboga por la convivencia de las monedas que conocemos y otras que actúen como alternativas. El ejemplo al que alude son las millas aéreas, el sistema que usan las aerolíneas y «que ha permitido cubrir una necesidad de las compañías de fidelización de clientes y cobertura de asientos vacíos en los vuelos y que ha permanecido estable porque sus funciones están claras».

El problema al que recurren frecuentemente quienes atacan a esta moneda es que el anonimato en las transacciones permite actuar con mayor impunidad en el mercado negro. «Muchas de las transacciones en bitcoins tienen lugar en la llamada deep web o Internet invisible, con fenómenos como Silk Road, considerado el eBay de los productos ilegales, que fue cerrado en 2013.

Algunas pymes españolas están aceptando el bitcoin como medio de pago

En definitiva el mundo se divide entre quienes adoran el bitcoin, quienes lo detestan y quienes no tienen ni idea de qué va esto. El momento que vive el nuevo dinero actualmente recuerda a la situación que plantea el spot que una marca tenía hace poco en televisión en el que un tipo, que supuestamente está trabajando en una oficina en los 80, comenta: «¿Invertir en una empresa cuyo logo es una manzana mordida? ¡No lo veo!» Así que la revolución bitcoin está haciendo que muchos se suban al carro para evitar arrepentirse en el futuro. Empresas como Dell, la agencia de viajes Expedia, la cadena Overstock o la plataforma de juegos Zynga lo aceptan como medio de pago. También se ha adherido recientemente Paypal. En España su uso todavía es muy marginal, aunque algunas pymes empiezan a aceptarlo. En la lista hay desde tiendas online hasta cafeterías.

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